“En Los Ríos, la falta de empleo, salarios justos y la angustia financiera nos abruma”
La Fundación Periodistas Sin Cadenas recoge periódicamente testimonios en las zonas más violentas del país. Este relato corresponde a una colega de Los Ríos, quien pidió el anonimato.
05.03.2025
En la cobertura del más reciente proceso electoral, un grupo de amigas periodistas y yo tuvimos que recurrir a contar los centavos entre todas para poder movilizarnos en bus, pues no nos alcanzaba para el taxi. Todas coincidimos en lo abrumadora y estresante que es la situación laboral que atravesamos los trabajadores de la comunicación en la provincia de Los Ríos.
La falta de trabajo y oportunidades, la precarización laboral y los retrasos en los salarios nos han orillado a vivir una angustiante y desesperanzada situación financiera que afecta también a la calidad de la información que se produce en esta provincia, en donde los colegas buscan subsistir de muchas formas.
Algunos, por ejemplo, optaron por dejar de hacer periodismo y lograron conseguir trabajos en departamentos de comunicación de municipios, ministerios, hospitales públicos, colegios y universidades. Otros, en cambio, han abierto plataformas digitales en redes sociales, para poder seguir ejerciendo la profesión.
Es el caso de Sonia*, una colega de Los Ríos, que tiene una plataforma en Facebook al igual que más de 70 periodistas de esta provincia, quienes ante la falta de campo laboral en radios, periódicos y televisión local, encontraron un nicho en estos espacios digitales. Con el propósito de seguir haciendo comunicación pero, a la vez, con la esperanza de recibir ingresos económicos algunos le apuestan a la monetización en redes sociales.
Sin embargo, tampoco ha sido sencillo: tras comprar laptops, celulares, trípodes y micrófonos, deben buscar clientes que estén interesados en pautar publicidad. Pese a ofrecer precios accesibles, son escasos los comerciantes o empresarios que firman estos contratos. El sector comercial también sufre extorsiones e inseguridad.
Mayra*, dueña de una plataforma digital, me decía que ante la falta de publicidad e ingresos se ve obligada hacer coberturas políticas o reportajes empresariales desde 10 dólares, sean dentro o fuera de la localidad y tristemente esto se ha vuelto común: empresarios, políticos y hasta organizaciones abusan de la precaria situación de los comunicadores y, a cambio de coberturas a su conveniencia, les pagan valores insignificantes.
En Quevedo, Buena Fe, Quinsaloma, Puebloviejo, Ventanas y Babahoyo, hay compañeros que se dedican a la venta de productos en la calle como comerciantes informales. Otros, se han dedicado a la agricultura y algunos con ciertas habilidades son estilistas, fotógrafos y hasta policías municipales. En estos momentos, cualquier trabajo es una opción ante la situación que atravesamos los comunicadores riosenses.
Lorena*, una colega que también sabe de cocina, se dedica a la elaboración de alimentos y sobrevive por los ingresos que percibe de su restaurante. Por más de 20 años trabajó en una radio y en medios impresos, pero desde la pandemia su situación laboral se complicó. Su negocio le ha permitido, al menos, asegurar su alimentación y la de sus hijos.
Quienes tenemos “suerte” y laboramos como corresponsales también atravesamos complicaciones, pues la situación que viven los grandes medios de comunicación vuelve imposible que nos cumplan las fechas de pago: tenemos hasta cuatro meses de facturas vencidas.
Y es que la mayoría de los corresponsales de medios nacionales facturamos. No somos parte de la nómina y no recibimos beneficios de ley, ni pago de horas extra. Sin embargo, nos vemos obligados a trabajar de lunes, domingos y feriados y a permanecer conectados a una computadora o celular para conseguir información y remitirla.
Pese a que el sueldo para un periodista titulado es de $817 y el de uno sin estudios de tercer nivel es de $675, la realidad es otra para los periodistas de provincia. En ciertos casos, los corresponsales no recibimos ni el sueldo básico. Algunos de nosotros, pese a tener títulos de tercer o cuarto nivel, percibimos ingresos que no superan los $400.
Sin duda, toda esta situación complica mantener un buen estado de ánimo. El estrés y las afectaciones que todo esto conlleva provocan un gran impacto en nuestra salud mental, emocional y familiar.
Los periodistas de provincia nos encontramos en una situación de caos y desventaja. La falta de empleo, salarios justos y la inseguridad nos agobia, en medio de un laberinto que parece no tener salida hay quienes nos resistimos y seguimos laborando 24/7 pese a los sueldos impagos, malas remuneraciones y desafiando la inseguridad.
Tenemos claro que no podemos rendirnos y debemos buscar la forma para que nuestras condiciones laborales sean dignas y logremos ejercer un periodismo de calidad.
*Las identidades fueron cambiadas por seguridad de las fuentes
Publicado el Amenazas al oficio