Periodismo en la frontera norte: entre la violencia y el silencio informativo

Investigaciones

Los periodistas de Imbabura, Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos intentan contar la realidad de sus territorios bajo un panorama de constante
autocensura por temor a represalias del poder político, del crimen organizado y de las disidencias de grupos armados colombianos.

22.01.2025

La frontera norte de Ecuador está conformada por dos provincias de la Sierra, una de la Costa y una de la Amazonía ecuatoriana. Estas son: Imbabura, Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos, respectivamente. Su cercanía con el borde fronterizo colombiano hace que estos territorios sean altamente vulnerables
al contrabando, la trata de personas, el desplazamiento forzoso, la minería ilegal y el conflicto armado.


Luego de más de 50 años de guerra interna entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP), se firmó el Acuerdo de Paz en noviembre de 2016. Pese a ello, los rezagos de la violencia provenientes de las disidencias de este grupo armado dejaron una huella difícil de borrar en el territorio ecuatoriano.

Un año y medio más tarde, el 26 de marzo de 2018, Javier Ortega (periodista), Efraín Segarra (conductor) y Paúl Rivas (fotógrafo), trabajadores de diario El Comercio, fueron secuestrados y asesinados por el Frente Oliver Sinisterra, un grupo disidente de las FARC, mientras realizaban una cobertura en la provincia de Esmeraldas sobre atentados que habían ocurrido días atrás.

Tras una serie de omisiones de seguridad por parte del Estado ecuatoriano, el equipo periodístico ingresó a la zona de Mataje, en donde fueron secuestrados. El 13 de abril, el presidente de aquel entonces, Lenín Moreno, confirmó el asesinato del equipo de prensa.

Meses después, más de una veintena de periodistas de Ecuador y Colombia publicaron el especial ‘Frontera Cautiva’, apoyado por Forbidden Stories y Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), en el que evidenciaron la falta de transparencia de ambos países en la negociación del secuestro de Javier, Efraín y Paúl, y la omisión de información clave en el caso. En el lado de Ecuador, Periodistas Sin Cadenas -que en ese momento era un colectivo- participó en este proyecto.

En diciembre de 2024, al cierre de este informe, se cumplieron seis años y ocho meses de impunidad. El caso sigue en indagación previa y, pese al cambio constante de fiscales, no se ha podido establecer una línea clara de investigación, el caso no ha llegado a instancias de la justicia y ningún funcionario ha
sido vinculado.

El pasado 17 de mayo, Ricardo Rivas, hermano de Paúl, expuso el contenido de las tres actas del caso, que habían permanecido en secreto desde 2018 y que el Gobierno de Daniel Noboa desclasificó por orden de una sentencia de la Corte Constitucional. Sin embargo, los familiares y abogados del caso denunciaron que la información estaba incompleta y que las actas fueron mutiladas.

Este lamentable hecho evidencia las pocas garantías que aún tiene la prensa ecuatoriana para ejercer el oficio. En la provincia de Esmeraldas, seis años después de este acontecimiento, la situación no ha dejado de ser riesgosa para los trabajadores de la prensa y para la sociedad en general. Según el Observatorio del Crimen Organizado de Ecuador (OECO), Esmeraldas ha tenido una evolución exponencial de la tasa de homicidios, con un despunte entre 2022 y 2023, y una tendencia a la baja en 2024, después de la declaratoria de conflicto armado inter no emitida por el presidente Daniel Noboa.

A este panorama se suman las malas condiciones socioeconómicas que sitúan a Esmeraldas como una de las provincias más empobrecidas del Ecuador. Según el último censo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), de 2022, el 54% de la población en la provincia vive en condiciones de pobreza y con las necesidades básicas insatisfechas.

Carchi e Imbabura no presentan los niveles de violencia que tiene Esmeraldas, pero esto no significa que estén exentas de esta realidad. Por ejemplo, Imbabura, pese a ser una provincia con un bajo número de muertes violentas en el país, experimentó un mayor crecimiento en la tasa de homicidios del 33,33%, en el primer semestre de 2024, en comparación con el primer semestre de 2023, según el OECO. Con estos datos, Imbabura pasó a ser la cuarta provincia con el mayor crecimiento de muertes violentas en los primeros seis meses de este año, después de Orellana, Azuay y Tungurahua.

Este fenómeno que afecta a Imbabura, una provincia marcada por la alta presencia indígena y de población afrodescendiente, respondería a la presencia de la minería ilegal y el desplazamiento por la criminalidad.

Imbabura colinda con Carchi, una provincia que tampoco figura entre los territorios más violentos del Ecuador, pero azotada por el contrabando de productos debido a su cercanía con Colombia. También ha hecho noticia por ser un sitio de paso para el tráfico de migrantes.

En junio de 2024, de acuerdo a información recopilada en medios locales, una banda dedicada a este delito y que operaba entre Ipiales (Colombia) y Tulcán, capital de la provincia del Carchi, fue detenida por las autoridades. La Policía también ubicó a seis autobuses con más de 100 migrantes que iban a
ser transportados irregularmente desde las fronteras de Colombia con Venezuela y Ecuador.

La provincia amazónica de Sucumbíos también acoge a migrantes venezolanos y colombianos, pero a diferencia de Carchi, es una zona conflictiva. En el primer semestre de 2024 se convirtió en la octava provincia más violenta del país, con una tasa de 21,10 homicidios por cada cien mil habitantes.

Según el medio digital Primicias, la violencia se atribuye a las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que operan en Putumayo, departamento colombiano que colinda con Sucumbíos. El 13 de noviembre de 2024, el Ejército ecuatoriano encontró un refinamiento artesanal de crudo para el procesamiento de drogas y en el que se aduce que hay presencia de grupos al margen de la ley.

En este contexto decenas de periodistas intentan contar la realidad de sus territorios bajo un panorama de constante autocensura por temor a represalias del poder político, del crimen organizado y de las disidencias de grupos armados colombianos.

Esto, sumado a la precariedad laboral debido a la crisis eco nómica que atraviesa Ecuador y que se ha deteriorado con la pasada crisis energética, ha dejado un panorama desolador para el oficio periodístico.

La Fundación Periodistas Sin Cadenas visitó las provincias de Esmeraldas e Imbabura, en donde realizó dos grupos focales con 34 periodistas para conocer a profundidad las condiciones en las que se está ejerciendo el oficio. Además, entrevistó a tres periodistas de estas dos localidades y a otros dos
comunicadores de las provincias de Carchi y Sucumbíos, así como a actores gremiales y funcionarios públicos para comprender cómo sobrevive el periodismo en la frontera norte ecuatoriana.

Descarga el informe aquí:





Publicado el Investigaciones, Provincias | Etiquetado , , , , ,
Periodistas Sin Cadenas