“Me preocupa que la tensión entre prensa y alcalde se pueda convertir en amenazas constantes y desprestigio”
«Esta ha sido su estrategia: minimizar la importancia de los señalamientos y responder de forma desafiante», dice una periodista de Cuenca sobre la relación del alcalde con la prensa.
03.02.2025
Como periodista en Cuenca, igual que muchos otros colegas, me he enfrentado al desprestigio y al tono autoritario del alcalde y su círculo de confianza. Sus reacciones intolerantes ante la prensa no son inusuales y parecen marcar la forma en que sus subalternos nos tratan.
A los gritos, la directora de comunicación de la Alcaldía me reclamó por teléfono por una nota sobre un accidente de tránsito que afectó a la camioneta del alcalde Cristian Zamora. Su molestia fue porque en el reportaje se mencionaba que ella fue una de las personas a las que pedí información y que no dio respuestas. Esta fue la primera vez que la funcionaria reaccionó así conmigo.
Soy periodista en Cuenca, he ejercido el oficio durante 14 años, y siento que es inevitable que las relaciones entre la prensa y el poder sean tensas, pero me preocupa que esa tensión se pueda convertir en amenazas constantes y desprestigio. Sobre todo cuando el alcalde no entiende el rol que cumplimos los periodistas.
Cristian Zamora ganó las elecciones seccionales de 2023 como alcalde de Cuenca, respaldado por la Izquierda Democrática, en un proceso electoral reñido en el que venció con apenas el 18,56% de los votos. Su trayectoria en el ámbito público se inició como secretario personal del exalcalde Marcelo Cabrera durante su primer periodo entre 2004 y 2009. Zamora fue concejal por primera vez en 2014 por el movimiento local Igualdad.
Hace poco, fue consultado por un colega precisamente sobre la información que tanto molestó a la funcionaria de comunicación. El alcalde le restó importancia. “Debemos elevar el debate. Ahora quieren hacer noticia de todo”, dijo, como si, desde el poder, debiera dictarse qué es noticia y qué no, olvidándose que entre sus obligaciones como funcionario está la de rendir cuentas.
Esta ha sido su estrategia: minimizar la importancia de los señalamientos y responder de forma desafiante. Cuando fue cuestionado sobre los diez contratos artísticos que ganó una misma persona en su primer año de gestión, dijo: “para los que les gusta fiscalizar, que se preparen porque habrá más fiestas”.
El acceso a datos y estadísticas oficiales también ha sido muy limitado en esta administración. Dos gerentes y seis meses han pasado desde que pedí información a la Empresa de Movilidad de Cuenca sobre siniestros, multas y controles en la Autopista Cuenca- Azogues. Hasta la fecha no he tenido respuesta.
También he sido testigo de varias arremetidas en contra de medios locales y colegas. El alcalde reaccionó con mucha violencia en una rueda de prensa contra los periodistas de un diario local por dos investigaciones publicadas y los acusó de tener “otro tipo de intereses” para publicar.
Es ya habitual que pierda la compostura. En otra ocasión, frente a decenas de periodistas, el alcalde le dijo a un colega que “deje de preguntar estupideces”, tras un cuestionamiento planteado al prefecto Juan Lloret sobre la supuesta relación del gobierno de Rafael Correa con grupos delictivos. Fue una reacción muy violenta que nos dejó incómodos y preocupados a todos los periodistas que estábamos ahí.
Con ese tipo de respuestas de las autoridades, me adelanto a pensar en qué momento un funcionario va a perder la cabeza, gritarte o maltratarte. Las respuestas violentas y las llamadas fuera de tono podrían hacer que evitemos preguntar por miedo. Eso limita nuestro trabajo porque al final, nadie quiere recibir amenazas. Aún con ese temor constante, muchos otros colegas y yo seguimos haciendo periodismo, convencidos de que hoy más que nunca es un oficio imprescindible.
Publicado el Amenazas al oficio