¡Nunca más cadenas!

Comunicados

Esta es la historia de cómo nació la Fundación Periodistas Sin Cadenas de Ecuador a raíz de uno de los crímenes más atroces contra la prensa nacional.

02.11.2020

El 3 de abril del 2018 apareció un video como la última prueba de vida de nuestros colegas ecuatorianos Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra. Estaban abrazados, ojerosos y miraban fijamente a la cámara que los grababa. Sus secuestradores los habían rodeado con cadenas por sus cuellos. Cada uno tenía un candado muy cerca a su garganta. Pedían por su vida. 

No sirvió de nada. Diez días después del video se confirmó la ejecución de los tres en manos de grupos ilegales. Recién, dos años después de los hechos, han ido a juicio dos de sus miembros en Colombia. En Ecuador, ninguno ha sido procesado por el secuestro. La justicia, al parecer, se ha olvidado del caso aunque el país no registra en su memoria otra imagen tan brutal y desgarradora contra sus periodistas como esta. 

Pero esa imagen no puede ni debe ser la última sobre ellos. Era necesario combatir ese mensaje que sus verdugos quisieron imponer: cadenas y candados para el silencio. Esa fue la reflexión que hicimos algunos periodistas horas después de la devastadora noticia. ¿Nos vamos a quedar con el relato que quieren imponer los gobiernos (Ecuador y Colombia) y la violencia de las fuerzas irregulares? 

Javier, Paúl y Efraín, por supuesto, no se merecían eso. No podíamos quedarnos atorados en la indignación y el dolor. ¿Qué hacer? “Hagamos lo que sabemos hacer: periodismo”, fue la propuesta que circuló en un chat de prensa. En ese espacio -que había servido en días previos para exigir en las calles el regreso de nuestros compañeros- empezó a crecer también la resiliencia. 

Levantamos la mano 40 periodistas para investigar hasta las últimas consecuencias el secuestro y el asesinato. Al final, quedamos un grupo de 10 colegas y conformamos un colectivo al que le dimos un nombre: Periodistas Sin Cadenas, en oposición al mensaje de los verdugos. Entre 2018 y 2019, se publicaron una investigación llamada Frontera Cautiva y el libro ‘Viaje sin regreso’. 

¿Es todo? Decidimos que no. Empezamos a pensar que era necesaria una nueva organización, con un músculo periodístico fuerte, pero sobre todo que impulsara el trabajo colectivo. Queríamos mantener la experiencia de esos primeros proyectos en los que tuvimos la oportunidad de compartir visiones, información y habilidades con periodistas y organizaciones de Colombia y Francia. 

Empezamos a caminar en ese sentido desde agosto de 2019. En octubre de ese año, sentados a una mesa, en el Festival Gabo, de Medellín, donde fue presentada Frontera Cautiva –finalista del concurso internacional de periodismo- amigos de la Fundación para la Libertad de Prensa de Colombia (Flip), de la Open Society Foundation y de Reporteros Sin Fronteras nos animaron a continuar.

Legalizamos la Fundación Periodistas Sin Cadenas en febrero de 2020, a puertas de la peor crisis nacional y mundial. El coletazo de la pandemia paró por unas semanas el proyecto, pero desde junio empezamos a poner en marcha nuestras líneas de trabajo enmarcadas en tres grandes objetivos: la promoción y defensa de las libertades de expresión y prensa; el fomento de la investigación periodística y de mejora de los estándares periodísticos; y, más necesario que nunca, la búsqueda por crear conciencia sobre la seguridad de los periodistas a través de talleres e incidencia. 

Bajo estas líneas, está en marcha la creación de una red de periodistas de investigación en seis provincias (Esmeraldas, Carchi, Sucumbíos, Santo Domingo, Manabí y El Oro). También avanzamos en una investigación profunda en 12 provincias, la mitad del país, sobre los riesgos y los retos de los periodistas en cada uno de sus entornos y contextos específicos, muchas veces afectados por el crimen organizado, los caudillismos políticos y la precariedad o ausencia estatal, agravados todos por la pandemia. Como ocurre en la frontera norte que se ha tragado cientos de vidas durante los años de una guerra en la que Ecuador no ha sincerado sus limitaciones y abandonos. 

Niños en San Lorenzo conviven con todo tipo de violencias. Foto:Periodistas Sin Cadenas.

El Estado -y hay que decirlo- ha dejado a su suerte a esas comunidades. Y a sus niños que hoy mismo corren el riesgo de convertirse en una nueva generación sin más opciones que la violencia. Esa frontera, que recorrieron Javier, Paúl y Efraín en busca de historias, y otras fronteras más no pueden ser soltadas ni abandonadas tampoco por el periodismo. Como Fundación, las miraremos permanentemente con las botas puestas. Y sin cadenas.





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Susana Morán Periodista