Violencia digital y descalificaciones recaen sobre las mujeres periodistas en Ecuador

Amenazas al oficio

Los periodistas viven situaciones complejas en Ecuador, desde amenazas de muerte hasta el exilio forzado, pero una de las amenazas más comunes es la violencia en redes sociales. ¿Cómo se enfrentan las descalificaciones y agresiones digitales?

01.02.2024

En 2023, la violencia digital hacia periodistas fue la agresión que registra la cifra más elevada en la Fundación Periodistas sin Cadenas: fueron 54 descalificaciones en redes sociales, de un total de 289. Eso equivale al 18.7% de las agresiones.

En los comentarios que reciben los periodistas hay un alto contenido para deslegitimar su trabajo o sus opiniones. En el caso de las mujeres periodistas, los insultos y descalificaciones suelen venir acompañadas de comentarios machistas y misóginos que las cuestionan por su condición de mujeres. 

“Prostituta”, “regresa a la cocina”, “te falta v**ga”, son algunos de los comentarios que leen en sus redes sociales y que surgen a raíz de que las periodistas expresen sus opiniones o compartan sus entrevistas o reportajes especialmente en la red social X, antes llamada Twitter.  

Precisamente por esto, en junio de 2022, la Fundación Periodistas sin Cadenas decidió crear la alerta violeta, para evidenciar las agresiones específicas en contra de las periodistas mujeres

La decisión se anunció tras el ataque en redes a Silrat Traslaviña, quien en una entrevista al expresidente Rafael Correa, le preguntó sobre una fotografía en la que aparecía el asambleísta del correísmo Ronny Aleaga. Aleaga aparecía en una piscina junto a Javier Jordán, personaje vinculado a casos de corrupción en los hospitales durante la pandemia y hoy investigado dentro del caso Metástasis por sus presuntos vínculos con Leandro Norero. 

“Correa se descontroló, como ya es muy habitual en él. Me acusó de estar alterando la realidad. Bueno, lo que siempre hace. Evidentemente todo esto agarraron sus trolls e incluso varios periodistas también o varios periodistas militantes y fue un ataque súper violento ese fue uno de los más fuertes que he tenido. Decían que desinformaba, que era una torpe, neoliberal, “zorra”, de todo”, recuerda Traslaviña. 

Tras el ataque a Traslaviña, la periodista María Sol Borja comentó sobre las reacciones de Correa y sus seguidores. “El cargamontón del expresidente Correa y sus seguidores hacia quien no les gusta, es detestable. Puede gustarles o no una periodista, pero responder con violencia, burlas y descalificaciones, y de paso, azuzarlas, solo recuerda lo nefasto de las prácticas durante su gobierno”, dijo.

Entonces, los ataques también se direccionaron hacia Borja, en los que la tildaron de “inepta”, “basura”, “prensa de Lassie” y le dijeron que “vaya a cocinar”. 

Año y medio después, en noviembre de 2023, esta periodista denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Washington, las agresiones en redes sociales a periodistas, especialmente a las mujeres. 

Borja era parte de una delegación de la sociedad civil y periodistas que fue recibida por la Comisión para dar cuenta de la situación del periodismo en Ecuador: se habló de persecución judicial, exilio, impunidad y también, por primera vez, de violencia digital. 

La delegación que representó a la sociedad civil se presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington, Estados Unidos. | Foto: Fundamedios

“La violencia empieza con discursos estigmatizantes hacia los periodistas, con una carga adicional hacia las mujeres; construye y normaliza la violencia sin que haya ninguna consecuencia”, dijo Borja ante la Comisión IDH. 

Y es por eso que ninguno de los periodistas entrevistados para esta nota ha denunciado la violencia que ha recibido en redes. “Qué caso tendría denunciarlas si no podemos confiar en las instituciones del Estado porque han dejado en la impunidad casos tan graves como el que Karol (Noroña) y Ricardo (Rivas) acaban de narrar”, dijo Borja ante la Comisión IDH, refiriéndose al exilio de la periodista Karol Noroña tras una seria amenaza contra su vida y la falta de respuestas en el caso de los tres trabajadores de diario El Comercio, secuestrados y asesinados en 2018, mientras hacían una cobertura en la frontera entre Ecuador y Colombia. 

“Yo he recibido ataques que cuestionan mi capacidad como periodista, se han metido con mi sexualidad. Una señora me escribió a mi celular, diciéndome lesbiana (no lo soy) pero me maldijo bastante feo. Otra señora me averiguó la nacionalidad de mi pareja y cuando hablamos de xenofobia, se refirió a que mi esposo es venezolano”, cuenta Sofía Montoya, periodista de Radio Pichincha. 

Los ataques, en su caso, no quedaron únicamente en redes sociales. En febrero de 2023, Montoya invitó al candidato a Prefecto de Pichincha por el Partido Social Cristiano a una entrevista en su espacio radial, mediante un mensaje de texto. Él le sugirió que hicieran un debate entre él y Pabón. “Ahí juegan de local”, le dijo Castillo. Montoya respondió que no se trataba de un debate, sino de una entrevista con la presentación de las propuestas de los candidatos. 

Castillo publicó el intercambio en sus redes sociales exhibiendo el número telefónico de la periodista. Ella empezó a recibir una serie de insultos como “borrega” y le pidió a Castillo públicamente que retirara sus datos personales por estar siendo “acosada de la forma más violenta”.

Al día siguiente, tras ser amenazado por Twitter con la suspensión de su cuenta, Castillo retiró los mensajes. 

Las redes sociales son uno de los principales espacios en donde las mujeres periodistas reciben agresiones de parte de usuarios, muchas veces, desconocidos. | Foto: Galo Paguay.

Montoya cuenta que decidió no denunciar el hecho por temor. “Desde la Fiscalía se ofreció asesoría, sin embargo, me generó mucho miedo la reacción del involucrado y preferí, por salud mental, bloquear e ignorar lo ocurrido”, dice. 

Tanto en el caso de Sofía Montoya como en el de Silrat Traslaviña, las agresiones nacen a raíz de intercambios con actores políticos. También le ocurrió a la periodista Angélica Fuentes, de Troncal Live, un medio local que cubre lo que ocurre en La Troncal, en Cañar. 

Fuentes fue descalificada por la Alcaldesa de La Troncal, Miriam Castro, electa por la Revolución Ciudadana. Castro se incomodó en medio de una rueda de prensa por las preguntas que Fuentes le hacía: “Yo no estoy aquí para que me cuestionen”, les dijo a los periodistas, ignorando que, precisamente, esa es una labor de la prensa. 

Después del incidente, la respuesta de la Alcaldesa se convirtió en una herramienta para atacar a la periodista. “Esta descalificación se hizo viral en la ciudad, pues se hicieron memes para ridiculizarme y decir que soy una mala periodista”, dice Fuentes. 

Todo esto influye en el trabajo de Fuentes pues tras el incidente con la Alcaldesa, su trabajo de cobertura en el Municipio de La Troncal se vio dificultado. “Los funcionarios se rehúsan a brindar información por ser «contraria» a la administración, tenemos poco acceso a datos relevantes y recibimos malas caras cada tanto”, dice Fuentes. 

Los ataques a las mujeres periodistas también suelen estar direccionados a su aspecto. “Me han atacado por mi condición física. Yo no soy delgada, tampoco soy obesa, pero sí soy gruesa. Entonces he recibido improperios a propósito de eso”, dice la periodista guayaquileña, Blanca Moncada. 

También, les dirigen mensajes en los que pretenden relacionarlas de forma afectiva o sexual con algún actor político. Alondra Santiago periodista del medio digital Ingobernables, cuenta que le han tachado de ser “la querida de Correa”, haciendo alusión al expresidente de la República. 

Ellos también son descalificados

Muchas veces las agresiones no se quedan en redes sociales, sino que trascienden a hechos fuera de la virtualidad, como ocurrió en el caso de Fuentes. Ahí es donde empieza la deslegitimación y el desprestigio hacia los periodistas y su trabajo. Y también les ocurre a los hombres periodistas. 

En noviembre del 2022, Carlos Rojas, periodista de Ecuavisa, compartió una imagen de varios hombres en una piscina, entre ellos el asambleísta de Revolución Ciudadana, Ronny Aleaga y Javier Jordán. Era la misma imagen por la que Silrat Traslaviña le preguntó a Rafael Correa, desatando su ira. 

Poco después de compartirla, Rojas recibió una llamada de Jordán exigiéndole borrar la foto

Al hacer pública la amenaza, decenas de cuentas respaldaron a Rojas, compartiendo la imagen que Jordán intentaba censurar. “La época electoral del 2021 y 2023 fueron momentos fuertes. Trolls amenazando con cosas como ‘ya vas a ver cuando lleguemos al poder’, ‘ahí vas a estar calladito’.”, cuenta Carlos Rojas. 

El periodista de Teleamazonas recibió insultos y descalificaciones en redes sociales luego de la difusión de una investigación. | Foto: Galo Paguay

Fausto Yépez, periodista de televisión y radio, dice que las descalificaciones a su ejercicio periodístico empezaron durante el gobierno del expresidente Rafael Correa. “Cada reportaje de denuncia que hacíamos era desmentido en una sabatina y venía con el respectivo ataque en redes”, dice Yépez. 

Con la masificación de redes sociales, los ataques también fueron en aumento, dice Yépez. En su caso, las descalificaciones fueron, inicialmente, por reportajes de investigación pero también ha recibido ataques por las entrevistas que hace en la emisora FM Mundo. “En el caso de reportajes de investigación, uno de los ataques más fuertes vino por parte del exalcalde de Quito, Jorge Yunda, procesado por peculado a raíz de un reportaje que hicimos en Teleamazonas”, dice Yépez. 

Yunda y otras cuentas alineadas a esa narrativa, utilizaron calificativos como “periodista nefasto”, “prensa corrupta”, “periodista mediocre” y “asalariado del banquero”. 

Los ataques también han venido de distintas vertientes políticas. En abril de 2022, durante el gobierno de Guillermo Lasso, Yépez entrevistó al entonces ministro de Defensa, Luis Hernández, en medio del escándalo de alias Don Naza, relacionado a una estafa piramidal que involucró a militares. “Hernández se molestó porque le pregunté si a él le ofrecieron en algún momento ese tipo de inversiones y me dijo ‘yo no le permito que me haga esa pregunta’ y cortó la comunicación”, cuenta. 

Enseguida, empezaron los insultos y descalificaciones en redes sociales. “Muchos usuarios me insultaron y cuestionaron de forma hostil la forma en que llevé la entrevista sin entender que un periodista está para hacer preguntas, por más incómodas que sean”, dice. 

¿De dónde vienen los ataques?

Los periodistas que han recibido ataques tienen varias hipótesis sobre su origen. 

Hernán Higuera y Carlos Rojas, de Ecuavisa, y Silrat Traslaviña identifican al correísmo como el origen de sus ataques. Alondra Santiago, en cambio culpa a políticos del gobierno de Lenín Moreno y Guillermo Lasso; mientras que Blanca Moncada o Maribel Fuentes identifican a autoridades de sus ciudades, la entonces alcaldesa Cynthia Viteri y sus simpatizantes, en el caso de Moncada y Miriam Castro, alcaldesa de La Troncal, en el caso de Fuentes. 

La Fundación Periodistas Sin Cadenas también ha identificado el origen de los ataques. De las 289 agresiones registradas en 2023, 80 vienen por parte de actores estatales y 170 son de parte de actores no estatales. Un total de 39 agresiones son perpetradas por actores desconocidos. Y precisamente esa es una de las razones por las cuales no se denuncia: muchas de las agresiones en redes sociales vienen por parte de actores no identificados. 

“Nunca puse la denuncia porque no quería un registro porque era [un ataque] tan localizado, que ya sabían de dónde venía. No se va a poder hacer nada porque son cuentas anónimas. Entonces todos sabemos quién es, pero no puedo señalar a la vez a nadie, es súper extraño”, dice Blanca Moncada.

El informe sobre violencia digital hacia las mujeres periodistas realizado por la UNESCO indica que el fenómeno puede definirse como una combinación de acoso y abuso en línea. | Foto: Galo Paguay

Ella cuenta que pudo identificar agresiones por parte de simpatizantes de la entonces alcaldesa Cynthia Viteri a raíz de reportajes en diario Expreso que cuestionaban la transparencia de su gestión, pero también cuenta que fue amenazada por un grupo de crimen organizado. 

Los periodistas, en general, no confían en la fiscalía y algunos prefieren alertar a organizaciones que defienden el ejercicio periodístico y la libertad de expresión. “Una denuncia en la Fiscalía es infructífera, casi no hay personas sancionadas, pero si he hecho denuncias en redes sociales y a organizaciones de periodistas”, dice Hernán Higuera.

En 2020, la UNESCO presentó un informe sobre la violencia digital hacia las mujeres periodistas y sus consecuencias. El fenómeno puede definirse como una combinación de acoso y abuso en línea, a menudo brutales y prolíficos, incluidos los ataques selectivos que con frecuencia conllevan amenazas de violencia física o sexual; violaciones de la privacidad y la seguridad digitales que pueden divulgar  información identificativa y exacerbar las amenazas de seguridad fuera de línea a las que se enfrentan las periodistas y sus fuentes; y campañas de desinformación coordinadas que recurren a la misoginia y a otras formas de discurso de odio”, dice el informe.

Además, el documento presenta cifras alarmantes que dan cuenta de cómo la violencia digital hacia las mujeres periodistas es un desincentivo para su participación y es, además, un problema generalizado. 7 de cada 10 mujeres periodistas han sufrido violencia en línea. Un 28% de esos ataques son amenazas físicas y 18% o sexuales. Además, 13% de las mujeres periodistas dijeron haber recibido amenazas en contra de sus allegados. 

El estudio muestra que no es un fenómeno aislado y tiene consecuencias en el ejercicio periodístico de las mujeres. 3 de cada 10 encuestadas dijeron que responden a la violencia en línea autocensurándose en redes sociales y 2 de cada 10 dijeron que dejaron de interactuar en línea además, muchas optan por mantener un perfil bajo a raíz de las agresiones (38%), faltar al trabajo (11%) dejar su trabajo (4%) e incluso abandonar el periodismo (2%).

Esto evidencia que las agresiones y la deslegitimación de periodistas es más grave de lo que se puede pensar y es necesario que sea visibilizada pues frente a la violencia física, al hostigamiento judicial o a los riesgos a la vida de los periodistas, este tipo de ataques pueden parecer menores. 

El problema es que estos ataques deslegitiman el ejercicio periodístico y se convierten en un caldo de cultivo para agresiones más graves, sobre todo en un país que ha sido testigo de la impunidad en el secuestro y asesinato de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra, integrantes del equipo de diario El Comercio, que parece normalizar la violencia hacia los periodistas y que deja un total de diez colegas exiliados entre 2023 y lo que va del 2024. 





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