¿Quién obliga a la prensa de Quevedo a callar lo que debería gritar?
Los comunicadores en esta ciudad viven uno de los momentos más adversos para el periodismo: desde amenazas con armas hasta captación de espacios a favor del exmilitar, que ganó adeptos por ofrecer 90% de intereses a inversiones a través de una plataforma financiera ilegal.
03.08.2021
El periodismo es, en muchos casos, una profesión de riesgo. Y no solo para los reporteros de guerra o para aquellos que cubren grandes desastres naturales. Esto pasa sobre todo en Latinoamérica: en las grandes ciudades, los periodistas están expuestos a peligros tan cotidianos como la delincuencia y a impedimentos tan ubicuos al oficio como la falta de acceso a la información.
En las ciudades pequeñas, además de lo antes mencionado, el ejercicio periodístico se ve sometido a la voluntad de unos cuantos caciques e incluso líderes políticos que pretenden comprar coberturas, enfoques y voluntades de comunicadores que viven en situaciones de precariedad laboral y con más de una necesidad básica que no ha sido cubierta.
La cobertura del caso Big Money, una supuesta plataforma financiera en Quevedo, provincia de Los Ríos, cuyo rostro visible era Miguel Ángel Nazareno, y que prometía un retorno del 90% de la inversión del capital luego de una semana, evidencia esa situación de vulnerabilidad a la que están expuestos los comunicadores en ciudades del interior del país, donde no existen ni los medios ni los recursos para fomentar prácticas periodísticas seguras, éticas y responsables.
La Policía Nacional indica que, aunque es complicado determinar una cantidad exacta de clientes, se estima que al menos existen 6.000 perjudicados. Es la conclusión a la que llegó la institución luego de contabilizar a las personas aglomeradas en los exteriores del domicilio de Nazareno, en la parroquia Venus, donde el hombre ya no se encuentra desde que la Fiscalía General del Estado allanó la vivienda el pasado miércoles 30 de junio durante el operativo Verde Fortuna, en el que se levantaron indicios y elementos, entre ellos más de 17.000 dólares, que entraron a formar parte de la cadena de custodia.
Lo que ocurrió con diario La Hora el pasado 23 de julio da cuenta de esas fragilidades del oficio. Un equipo de ese medio vivió momentos tensos cuando la periodista, el fotógrafo y el chofer del diario fueron apuntados con un arma desde otro vehículo al regresar de una cobertura cerca de Quevedo. Este medio impreso tiene circulación nacional, pero también una edición regional en Los Ríos.
Lisbeth* es la periodista del equipo de prensa que sufrió esta intimidación y ni ella ni ninguno de los periodistas agredidos y mencionados en este reportaje desea revelar su identidad porque temen sufrir algún tipo de represalia.
La mujer explicó que en el camino de regreso de su cobertura, un auto se les atravesó y se les colocó de frente. Ahí pudieron ver que desde dentro del vehículo un hombre les apuntaba. “Yo vi el arma y me agaché en la parte de atrás. El chofer aceleró, dio la vuelta y salimos”, recuerda.
La destreza del conductor logró que pudieran esquivar el vehículo. Esta no es la primera vez que este mismo equipo sufre una agresión de este tipo. Hace apenas dos meses, después de que el medio publicara reportajes sobre las actividades de Big Money, una moto intentó atacarles de una manera similar.
Y este no es el único caso que la Fundación Periodistas Sin Cadenas pudo conocer.
La aversión a los canales y diarios nacionales
En los exteriores de la casa de Nazareno se agolpan miles de personas buscando información sobre el destino de su dinero luego de los tres allanamientos realizados por la Fiscalía a finales de junio. Allí también acudieron periodistas de medios nacionales, escritos y televisivos que, luego de conocer el caso, fueron a cubrir el desarrollo de esta noticia desde Guayaquil.
Sin embargo, no se les permitió hacer su trabajo: fueron repelidos por integrantes de la seguridad de Nazareno y también por personas que se encontraban en ese sector.
Ni entrevistas ni microondas ni tampoco transmisiones en vivo. “Me arrebataron el teléfono, me quitaron el micrófono, me borraron los videos y comenzaron a decir que por culpa nuestra nadie les iba a devolver el dinero. Nos dijeron que nos largáramos, que nos vayamos a investigar a los políticos”, cuenta Leyla*, corresponsal de un medio nacional.
“Lo mejor que usted puede hacer es retirarse, que aquí hay personas que tienen armas”, es lo que le dijo una persona durante la cobertura a Juan*, otro reportero de una cadena televisiva ecuatoriana.
Durante esos mismos días, un grupo de comunicadores del diario Extra fue expulsado del lugar y rodeado por supuestos agentes motorizados de la seguridad de Miguel Ángel Nazareno. Iván*, uno de los periodistas del equipo, logró ver que efectivamente estaban armados.
La Fundación Periodistas Sin Cadenas lanzó una alerta de este suceso en sus redes sociales.
Los reportajes, perfiles y otras piezas periodísticas que se difundieron en estaciones televisivas y medios impresos de alcance nacional contaban lo que estaba pasando por entonces en ese cantón: las aglomeraciones, el desarrollo del caso, quién es el responsable detrás de Big Money y las historias de quienes confiaron su dinero a Nazareno.
Pero más cosas han ocurrido en torno a la cobertura del caso ‘Don Naza’ y Big Money. Fuentes que conversaron con la Fundación Periodistas Sin Cadenas para la realización de este reportaje revelaron que Nazareno habría pagado al menos a nueve periodistas de medios digitales de Quevedo para que escribieran noticias a su favor en medio de la turbulencia de los hechos, en una especie de gestión de relaciones públicas para limpiar su imagen.
Según varios sectores de la población en Quevedo e incluso algunos colegas, los grandes medios, los diarios y canales nacionales tergiversaron toda la información que se produjo a finales de junio sobre el tema, al referirse al caso como una posible estafa o como un supuesto delito.
Los titulares y las noticias que hacían énfasis en esto generaron el rechazo y la ira de los quevedeños y empezaron a circular audios mediante cadenas de WhatsApp que incitaban a sacar “con palos” a medios nacionales como Ecuavisa y El Universo por “desinformar” respecto de todo lo que ocurría en esa ciudad.
En Quevedo, parte de la información que se generó respecto de este caso, antes de la intervención de la Fiscalía, destacaba las bondades de ‘Don Naza’, pero no hacía referencia a la captación de dinero y su devolución con grandes intereses, cosa que resulta, por lo menos, sospechosa. Después de los allanamientos y hoy que el exmilitar aparece únicamente por videos en sus redes sociales, reina un inmenso silencio en la prensa local.
Según Milton*, periodista de un medio digital quevedeño, quien se encuentra en ejercicio por décadas, ya todo lo que se pudo decir del caso está dicho y no hay nada más que contar.
El ecosistema de medios en Quevedo
De acuerdo con el catastro de medios del Consejo de Comunicación de Ecuador de 2021, existen 793 medios de comunicación registrados a escala nacional. Diez de ellos se encuentran en Quevedo: seis radios, dos cadenas de televisión, un medio impreso y uno digital. En este listado no se consideran los más de quince medios online que existen, es decir, se encuentran subregistrados.
Estos portales son básicamente páginas de Facebook (fanpages) que se han constituido como medios de comunicación digital en este último año, sobre todo a raíz de la pandemia y de la pérdida de empleos que representó la COVID-19. Tienen entre 600 y 84.000 seguidores en esa red social.
Pero, ¿estas páginas de Facebook pueden ser consideradas un medio de comunicación como tal? La exeditora de Ecuavisa.com y máster en periodismo digital Alina Manrique dice que sí: “Cumplen con el sentido básico de lo que debe ser un medio: emiten información periódicamente, tienen distintos formatos. Al final, un medio es un vehículo que transmite un mensaje determinado más allá de sus maneras de seleccionar y transmitir información”.
Según Manrique, la gran fortaleza que tienen estos medios es su hiperlocalidad. Jesús Flores Vivar, profesor de ciberperiodismo en la Universidad Complutense de Madrid, afirma en su texto Sinergia de dos entornos que este concepto siempre gira en torno a una región, barrios o comunidades definidas, con contenidos que aborden sobre todo las preocupaciones e intereses de sus habitantes.
Miguel Ángel Nazareno ha sabido ver esa ventaja y oportunidad en estas plataformas, que efectivamente se encuentran en contacto con la comunidad y que son reconocidas por los habitantes de este cantón como vías confiables para informarse.
Como consecuencia de la pandemia, muchos comunicadores perdieron su empleo y abrieron sus propios medios digitales, como los que hemos mencionado, y esto ha aumentado la competencia por la pauta publicitaria. Esto es lo que indica la investigación realizada por la Fundación Periodistas Sin Cadenas a finales de abril pasado, que se valió de una encuesta hecha a 20 colegas de diferentes medios de comunicación que viven en los cantones de Babahoyo, Buena Fe y también Quevedo.
Esa competencia causa que los nuevos medios peleen por la primicia, sin importar la verificación de la noticia o la contrastación informativa. También se da preferencia a las notas de crónica roja, privilegiando la difusión de videos y fotos explícitas para conseguir más audiencia y seguidores.
Lo que sucede en Quevedo es que los medios más estructurados redactan las noticias sobre sucesos y esa misma nota después es reproducida por los medios digitales sin que se atribuya la fuente. “Esta es una práctica bastante naturalizada y se relata como algo común en el ambiente periodístico”, dice el informe.
El fin de semana del 3 y 4 de julio, días después del allanamiento de la Fiscalía, Miguel Ángel Nazareno y su esposa, Gabriela Bustamante, organizaron una brigada médica que -según publicaciones de los medios digitales citados- atendió a cerca de 3 mil personas sin límite de edad que recibieron consultas con 20 médicos especialistas de diferentes ramas. Además, se entregaron canastas de víveres, medicamentos, lentes; se realizaron profilaxis dentales, ecografías y se brindó servicio de peluquería sin ningún costo.
Para la cobertura de esta actividad no todos los periodistas de Quevedo estuvieron presentes. Solo fueron aquellos convocados directamente por Nazareno. Esos comunicadores habrían recibido un pago por realizar esta labor informativa y postear la misma nota en sus páginas de Facebook, incluso con fotos y videos parecidos y párrafos similares. Gladys*, una de las periodistas que acudió a esa cobertura, corroboró este dato y dijo que otros ocho colegas también recibieron un pago por esto. No reveló la cifra.
“Nos preguntaron si podíamos hacer recorridos y comunicados. Con las entrevistas no hay problema, pero por los comunicados y por los recorridos se cobra, así que llegamos a un acuerdo de pago”, indica mediante una entrevista vía telefónica.
Ileana*, periodista de un medio que no estuvo presente en las brigadas médicas, sostiene que varios de sus amigos son parte de ese grupo de comunicadores que le contaron que ciertamente recibieron un pago. “Esto es un secreto a voces, todos sabemos que Miguel Nazareno ha pagado por ese tipo de coberturas”, afirma.
La página de Gladys, al igual que otros medios digitales, se sostiene con publicidad y la venta de pauta. Explica que, en su caso, dependiendo de lo que deseen sus clientes, ella puede elaborar artes, posteos varias veces al día, videos o hacer menciones en alguno de los programas via Facebook Live que otros medios digitales emiten y que ella retransmite.
Ella cree que esto no compromete su ética periodística pues -dice- tiene una credibilidad que viene construyendo desde hace más de 15 años. “Una cosa es el tema publicitario y otra cosa es el tema periodístico”, afirma.
En su artículo 60, la Ley de Comunicación habla de la obligatoriedad de los medios de identificar y clasificar los tipos de contenidos de radio, televisión, canales de televisión por cable y medios impresos en seis categorías: informativos, de opinión, formativos/educativos/culturales, entretenimiento, deportivos y publicitarios.
Aunque los medios digitales no son mencionados en este apartado de la normativa, algunos de estos portales realizan transmisiones en vivo y emisión de programas radiales, pero en muchos casos la publicidad está mezclada con la información. Es fundamental para la credibilidad de un medio que los contenidos patrocinados, publicitarios y pautados se manejen de la forma más transparente posible.
“Lo mejor es no esconder que se recibe pauta, sino aceptarlo, dar a conocer quiénes son los anunciantes y diferenciar el contenido patrocinado del que no es. No está mal recibir dinero para que un medio se financie o para sostener la producción, lo que está reñido con la ética es que no se revele la relación existente con los clientes respecto del contenido del medio”, explica Manrique.
De hecho, el artículo 16 de la antes mencionada ley habla del “principio de transparencia”, y explica que los medios deberán difundir sus políticas editoriales, informativas y su código deontológico en sus páginas web o en cualquier medio que se encuentre al alcance de sus audiencias, aspecto que los portales quevedeños tampoco cumplen.
La difícil situación de los medios en Quevedo y la precarización laboral a la que están expuestos es tierra fértil para el oportunismo de quienes buscan manipular la información. Basta ver la situación de Tomás*, un periodista que lleva más de 30 años en esta profesión, quien ahora maneja un medio digital y además debe dedicarse a labores de carpintería u oficios similares para completar el ingreso que necesita mensualmente para subsistir.
“Una de las principales conclusiones de este análisis es que las precarias condiciones laborales de los periodistas en Los Ríos han desembocado en una generalizada mercantilización del oficio”, dice parte del resumen de este informe de la investigación de la Fundación Periodistas Sin Cadenas.
En la encuesta también se hace referencia a la injerencia de los poderes políticos y autoridades locales en el trabajo de la prensa a través de sobornos a los reporteros. En el caso de Miguel Angel Nazareno también nos podemos referir a este último aspecto.
La construcción de la imagen de un supuesto benefactor
Miguel Ángel Nazareno Castillo -o ‘Don Naza’, como lo llaman y se autodenomina-, es un exmilitar esmeraldeño de 35 años que ha vivido en la ciudad de Quevedo casi toda su vida. En una de las tantas entrevistas en varios medios digitales de esa ciudad durante los últimos dos meses dijo que su “negocio” arrancó el pasado 4 de mayo.
El negocio al que se refiere es Big Money. Redes sociales, cadenas de WhatsApp y también entrevistas y videos colgados en medios digitales y publicidades en radios de Quevedo ayudaron a difundir este mensaje y a captar a sus “inversionistas”.
En uno de sus tantos videos y posteos en sus redes sociales Nazareno decía que aunque antes Big Money se manejaba de manera reservada, entre militares y médicos, decidió abrir su cartera de clientes a toda la ciudadanía para “dinamizar la economía”. “No tiene nada malo ni irregular, somos gente seria y seguiremos respondiendo como hasta ahora lo hemos hecho”, expresó.
Los allanamientos y las publicaciones “maliciosas” y “falsas” de los grandes medios nacionales respecto del tema enfurecieron a la población de Quevedo, que hasta ese momento -y quizá hasta ahora- veía en Nazareno a una especie de filántropo popular: un hombre capaz de atender a sectores desprotegidos mediante la entrega de sillas de ruedas, colchones y regalos de todo tipo, además de supuestamente mejorar la liquidez y economía del cantón.
No es inusual ver mensajes de apoyo, confianza y esperanza en las redes sociales de Big Money y de Miguel Ángel Nazareno, cuyo Facebook tiene más de 17.000 seguidores. “Él no quiere defraudar a su pueblo. Quevedeños, tengamos paciencia. ¡Vamos, Don Miguel Nazareno, yo sé que tienes un buen corazón!”, dice una de las respuestas a uno de sus posteos más recientes.
Pocos días después del allanamiento, la esposa de Nazareno, Gabriela Bustamante, lideró una manifestación y una marcha que llegó hasta los exteriores de la Fiscalía en Quevedo. Recorrió varias calles subida en el techo de una camioneta, con gente a su alrededor que portaba globos y carteles que decían: “Don Naza, el pueblo te apoya”, como si se tratara de un mitin político, pero también otros que vapuleaban a los medios con frases como “Fuera, prensa corrupta”.
“Nazareno no es ladrón. Eso es una mentira. Nazareno es del pueblo y está para el pueblo”, decía la mujer con megáfono en mano.
Para él se han hecho al menos tres canciones, que son las que se utilizan en los videos que difunden la supuesta labor social que realiza y también son compartidas en las redes sociales. “Eres ese amigo que siempre ha sido fiel. Tu palabra es un compromiso”, dice una de ellas colgada el pasado 23 de julio. Una de las últimas hace referencia a la supuesta financiación de la plataforma a través de Bitcoins.
Big Money y Miguel Ángel Nazareno no figuran en la Superintendencia de Compañías ni como empresa ni como administrador de ningún tipo de negocio. En la factura que entregaban a los “inversionistas” consta el número de Registro Único de Contribuyente (RUC) y dice que son una plataforma financiera, que se dedica además a la venta de madera, tecnología, víveres de consumo masivo, accesorios, vestimenta y línea blanca.
No obstante, al buscar ese RUC en el Servicio de Rentas Internas -que efectivamente corresponde a Nazareno- el sistema indica que se dedica a la reparación y mantenimiento de aparatos de uso doméstico como refrigeradoras, cocinas, aires acondicionados, etc.
La empresa no está constituida legalmente. Y más que eso: es parte de las 114 “supuestas entidades financieras” y de captación ilegal de dinero identificadas por la Superintendencia de Bancos que no están autorizadas para operar en el país y que ofrecen productos crediticios o de inversión, dijo la entidad el pasado 29 de junio. “La Superintendencia de Bancos protege a los usuarios de servicios financieros de instituciones autorizadas. Si es un negocio ilegal, no pueden reclamarnos”, sostuvo la titular de esa entidad, Ruth Arregui, en una entrevista a TC Televisión.
Luego de todo lo ocurrido y de conocer datos como los anteriormente mencionados que son de fácil verificación, existen dos visiones sobre lo que se vive en Quevedo y que socialmente se distinguen de manera muy clara. La primera es que ‘Don Naza’ es un hombre humanitario que brinda su ayuda desinteresadamente. Y la segunda: que la prensa miente, haciendo especial énfasis en medios de alcance nacional y lo que han publicado los grandes medios escritos y cadenas televisivas al respecto.
Ahora, desde la clandestinidad y valiéndose de las redes sociales, Nazareno les sigue hablando a quienes le confiaron los ahorros de toda su vida o el dinero producto de la venta de sus bienes mediante videos que llaman a la calma, explicando que todo marcha correctamente, que ha tenido que aislarse para garantizar su seguridad y la de los depósitos de sus clientes y pide no hagan caso a “los rumores” sobre la ilegalidad de su negocio.
En uno de sus mensajes explica también que Big Money entró en liquidación y presentó un plan de trabajo para la devolución de los fondos, según dice, de forma ordenada y ascendente, que arrancará desde la devolución de los clientes que depositaron diez dólares para la primera semana de agosto del 2021 hasta los que le confiaron 100.000 dólares a inicios de marzo del 2022.
En sus redes sociales también se pueden ver extraños videos de personas que parecen confundidas, con un fajo de dinero en una mano y su cédula de identidad en la otra, agradeciéndole a Nazareno por la devolución de su capital. Muchos de estos videos parecen grabados dentro de un auto y de una misma vivienda.
A todo esto se le suman más hechos confusos: el pasado 5 de julio una balacera ocurrida cerca de uno de los puntos donde Nazareno realizaba la captación del dinero dejó cinco personas fallecidas y otras seis heridas. Según medios como El Telégrafo, Revista Vistazo, La República, Diario Expreso y otros, se trataría de un enfrentamiento entre personas que buscaban recuperar su dinero y personal de la seguridad de Nazareno, quien mediante un comunicado colgado en sus redes sociales negó cualquier tipo de vínculo con este hecho. Y nuevamente arremetió contra la prensa, amenazando con tomar acciones legales contra los medios de comunicación que pretendan involucrarlo en ese tema.
Hasta el pasado 8 de julio, la Fiscalía había llamado a Miguel Ángel Nazareno a rendir su versión libre y voluntaria de estos hechos pero él no había acudido. Finalmente, se presentó el 22 de julio de forma telemática, pero se acogió al silencio.
La institución recalcó que no ha pedido ni su detención ni la formulación de cargos ni la incautación de dinero de ninguna persona relacionada con esta investigación, pese a que el artículo 323 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) indica claramente que quien “organice, desarrolle y promocione de forma pública o clandestina, actividades de intermediación financiera sin autorización legal, destinadas a captar ilegalmente dinero del público en forma habitual y masiva, será sancionada con pena privativa de libertad de cinco a siete años”.
Días antes del cierre de este reportaje, el 29 de julio, la Fiscalía informó que realizó un nuevo allanamiento por presunta captación de dinero, a un predio donde se encontró ropa con logotipos de la Policía Nacional, uniformes de otras instituciones, matrículas de vehículos, municiones y cartuchos de armas de fuego. Nazareno desmiente cualquier vínculo con esos hallazgos, calificándolo como una «noticia falsa».
Esto complejiza más aún la trama de una historia que parece estar aún lejos de terminar.
*Los datos y las identidades de los entrevistados para este reportaje han sido cambiados por motivos de seguridad.
Publicado el Investigaciones, Amenazas al oficio |